¡Hola gente! ¿Cómo les va? Aquí en Tuya ha sido una semana tipo ensalada porque
pasaron muchas cosas diferentes y como somos unidos, todo nos toca a todos.
Para empezar, les cuento que Nemesio Cárdenas y Mariquita Oyarán, que están de
viaje de bodas en Cancún, hablaron con la tía Loly diciéndole que el lugar es
muy lindo y la están pasando bomba; Nemesio se quejó un poco porque Mariquita
anda hecha una leona a raíz de los celos porque hay mucha y muy buena garota.
Opino que mejor disfruten el viaje, el paisaje, el estar juntos, sanos y
enamorados, en vez de andar con tanta pavada y necesidad de control; no me
molesta ¡total es la vida de ellos!, pero es una pena que ella esté tan dormida
y no se dé cuenta que hoy estamos y mañana o dentro de un segundo, no sabemos.
¡Hay que vivir a full!
En la plaza de Tuya estamos haciendo un monumento al gaucho porque consideramos
que es lo que más nos representa como pueblo campestre. Algunos proponían hace
la estatua en homenaje al perro por ser el mejor amigo del hombre (ahí me
acordé con pena de mi Mordelo); otros proponían hacer un caballo, y Condorito,
un gaucho. La tía Loly y Terry tiraron la práctica idea que dejaría a todos
conformes y al final fue votada por unanimidad, se decidió hacer un gaucho a
caballo y un perro al lado. Una vez que resolvimos esto, empezaron a joder con
que si una pata en el aire, que si las dos para que el caballo pareciese más
brioso, y de nuevo el despelote de opiniones. Fany Orchueta, la psicóloga,
levantó la mano para opinar y preguntó si el gaucho de la estatua se suponía
que estuviese fallecido o no. Todos la miramos en medio de un silencio rampante
y cuidando de mantener el buen clima no le dijimos lo que pensábamos: “¡Qué
pregunta más pelotuda!”. Pero vean que los ignorantes éramos nosotros, porque
después Fany dijo que si al caballo le hacíamos alguna pata en el aire
significaba que la persona había existido y estaba muerta y no solo eso, sino
que había fallecido de heridas recibidas en combate; que las patas de los
caballos en las estatuas dependiendo de cómo estén, tienen distinto
significado. Opinó que si en cambio le poníamos las cuatro patas en el suelo no
indicaba nada, y si en todo caso uno quería pensar que era un monumento a un
gaucho que ya había muerto, las patas del caballo nos darían la idea que había
fallecido de muerte natural. ¡Tomá!
Mi hija Florencia se mandó a hacer el vestido de novia. Eligió una tela color
manteca y el modelo, en línea romántica, es precioso. Loly les regala un mes de
estadía en Hawaii. ¡Ay, qué lindo! Me asusta un poco que viajen en avión, pero
no hay otra. Lucrecia dice que los aviones están hechos pelota y que no los
arreglan, y que a pesar que muchos pilotos reniegan por esto, las compañías
aéreas no les dan bola; les sale más barato indemnizar que arreglar, porque
tienen unos seguros impresionantes. No sé si será tan así pero eso opina Lucre
y me vino bárbaro que me desasnara justito ahora que los chicos van a viajar.
Me contó Loly que en Hawaii vivía una princesa llamada Kaiulani, que era hija
de un inglés y una princesa nativa, que se murió. El padre vino a buscar a la
niña y se la llevó a Inglaterra para educarla allá. Este hombre, “que viajaba
por el mundo”, dejó a su hija al cuidado de gente de su confianza y en compañía
de otra chica de su edad que era medio hermana de la princesa, pero
absolutamente inglesa. Las chicas se llevaban bien y se querían mucho; incluso
Kaiulani se puso de novia con el hijo de las personas que la cuidaban, un joven
hermoso e instruido y parecían felices.
Un día la princesa se enteró que los americanos habían encarcelado a su tía y
además, sometido a todo su pueblo; Kaiulani dejó todo y volvió a su tierra. El
padre la acompañó pero ella primero se dirigió a Washington para pedirle a los
gringos que liberaran de la opresión a su pueblo. Obvio que ni la registraron.
Les importó un bledo lo que ella dijese, sintiese o pensase.
Cuando Kaiulani volvió a Hawaii los yanquis hasta habían cambiado la
constitución del lugar, que casi era un legado ancestral. La princesa supo que
había gente que se había revelado peleando y defendiendo la libertad de su
pueblo, a los cuales habían matado como a perros y al final se sometieron y
pasaron a ser una colonia de los Estados Unidos. Lo único que pudo conseguir la
princesa fue que le respetasen a la gente de su pueblo el derecho al
voto. Eran el noventa por ciento de nativos contra el diez por ciento de
extranjeros. ¡Esta Loly es un bocho, sabe de todo! Me siguió contando que al
poco tiempo Kaiulani se enteró que su medio hermana había fallecido y para esa
época el joven que la amaba fue a buscarla para llevársela a Inglaterra,
pero ella se negó a dejar a su pueblo, y en medio de una infinita tristeza
falleció a los veintitrés años. Dice Loly que Hawaii es el único Estado
estadounidense que no se encuentra en el continente americano. ¡Ay, qué pena me
dio esta historia! Estoy segura que ha sido un hecho real porque Loly me la
contó como tal. ¡Qué la re-pan con queso con esta gente que hace estas cosas!
La cuestión es que me imaginaba que Hawaii era como una isla mágica y que no
había pasado por cosas tan materialistas y podridas como el afán de poder y
sometimiento; me figuraba que era algo de naturaleza pura, con mucha paz y
margaritas y gente feliz y no con un pasado tan terrible. No sé, con esto que
me contó Loly se me estrelló la fantasía.
Ayer fuimos todos al hogar de los abuelos porque llamó Frida Puelza diciendo
que le habían aparecido cucarachas y que no las podía combatir. Los viejitos
andaban a los chancletazos limpios aplastando bichos. El hogar es muy pulcro,
parece que las cucarachas venían de abajo de la tierra; las veíamos salir y no
lo podíamos creer, había cientos de ellas. Golpeamos la tierra con un palo y en
una circunferencia bastante importante se sentía hueca, no sabemos qué puede
haber allí. Florio Guzmán le metió unos trapos por el agujero, le tiró kerosene
y luego un fósforo encendido; pudimos escuchar que algo ardía allá abajo. Dice
Terry que una cucaracha sin cabeza muere al noveno día porque no puede
alimentarse, ¡puajjj!
La frutilla del postre: se las suelto así, despacito, porque hasta me asusta
hablar por boca de ganso y pasar por chapita. ¿Se acuerdan que les conté que
Rogelio Bequer, el veterinario, había ido a pescar y le había ocurrido algo de
lo que no quería hablar? Bueno, esto es Tuya, y los tuyanos somos uno para todos
y todos para uno; el día que haya secretos se habrá terminado el alma de este
pueblo. Al final, pasó que Rogelio fue a ver al médico porque estaba muy
confundido y se le había alterado el sueño. Estaba apático, desganado y además
se encontró una marquita en el brazo, que por momentos se le ponía de color
rojo intenso.
Él le contó a Selvio que estaba con la caña en la mano y se le apareció un ser
que no era muy alto y sí, cabezón; dice que muy bien no lo pudo ver, pero
alcanzó a observar una cosa metalizada que estaba suspendida sobre los árboles
y que no hacía nada de ruido; fuera de eso no se acordaba nada más. Rogelio le
dijo a Selvio que le pareció terrible y desconcertante haber estado totalmente
paralizado, pero sin miedo y además, el haber perdido la noción del tiempo.
Parece que han hecho venir a un psiquiatra de Buenos Aires y él lo durmió o
hipnotizó, no sé muy bien cómo es eso, la cuestión es que ahora se dice que
Rogelio en esa sesión recordó que había tres de esas cosas o seres, que lo
subieron por un tubo de luz a ese aparato que estaba flotando arriba de la
arboleda y que esos bichos le hicieron todo un estudio o un experimento, no sé.
Me quedo pensando y si es que esto llega a ser verdad me parece terrible no
poder escaparle a estas cosas. No sé qué hay de realidad en toda esta historia,
pero lo único que tengo claro es que Rogelio ya no es el mismo; no le preocupa
la limpieza, se volvió callado, casi no sale, se le nota el miedo en la mirada
y encima comenzó a sufrir de dolores de cabeza y Selvio ya no sabe qué darle
para que se le pasen.
Amigos, los dejo con un cariñoso saludo, desde esta Tuya en la que parecen
estar sucediendo cosas inesperadas e impensadas.
Fianza Menditelli
PD: Astrea Maier va a dar clases una vez por semana de cosas metafísicas; le
pregunté si yo también puedo ir y me dijo que sí. Ella sabe que soy medio
chusma, pero creo que también se da cuenta que estoy necesitando respuestas
porque hay muchas cosas que ya no me cierran.
Primeiramente,gostaria de parabenizar María Inés Gebel pelo boníssimo gosto quanto à elaboração do blog.Boníssimo e surpreendente.Parabéns pelo conteúdo,pela edição e a forma como os seguidores são recebidos pela anfitriã.À amiga,namastê.
ResponderEliminarMaría Inés Gebel :Parabenizo primeiramente a forma fabulosa e elegante de Maria receber seus convidados neste surpreendente blog,onde o boníssimo gosto da arte alia-se à forma esplêndida como foi elaborado.
ResponderEliminarLeonardo: ¡Muchísimas gracias por visitar mi blog y por sumarte a él! Es un verdadero placer contarte entre mis lectores, a quienes les debo todo mi respeto y cariño. Una vez más, ¡muchísimas gracias y bienvenido! Un abrazo: María Inés
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