¡Hola gente! ¿Cómo les va?
Comienzo contándoles que anoche estuvimos de casamiento; ya les había
anticipado que tras treinta años de noviazgo, el dueño de la zapatería de Tuya,
Nemesio Cárdenas (de 69 años), se casaba con Mariquita Oyarán que es apenas
menor que él. Se los vio hermosos, no solo porque estaban impecables, sino
porque la luz del amor reventaba por sus poros y les salía por sus ojos. En
realidad, con esto de la cuarta edad la gente puede hacer muchas más cosas en
su vida, que antes ni se pensaban por ya creerse viejos. Lo peor es que muchas
veces las personas, a pesar de su edad se sienten jóvenes por dentro, porque
tienen un espíritu y unas ganas de vivir de la gran siete, pero se topan con la
mezquindad ajena que les dice que son “viejos”. ¡Ojo!, me incluyo. ¡Noto que he
pecado de tantas cosas que tengo que corregir!…
La fiesta de casamiento estuvo fabulosa, ¿saben por qué?... ¡Nos renovó el
corazón a todos! Los esposos estuvieron tiernos con sus esposas y viceversa.
Pensaba y recordaba cuando me casé con mi amor precioso, al que sigo amando
como el primer día. Seguro que mi hija Florencia y Ringo Walter se hacían la
idea de que en poco tiempo ellos también serán esposos. Condorito Reel se bailó
todo, re-enamorado de su Pepa Duarte, a pesar de seis de los siete muchachitos
revoloteándoles alrededor, pues Julián, el de 15 años, andaba arrastrándole el
ala a una sobrina de Mariquita que vino desde Pehuajó (como la tortuga
Manuelita); esta piba que tiene 13 años, parecía de dieciocho y no era lerda;
no le estoy sacando el cuero, lo comento porque soy medio anticuada y me
impresiona lo rápido que se queman etapas en la actualidad. Tal vez el mundo
esté bien y yo no encajo, ¡qué sé yo!
Mi camionero súper “star” y yo bailamos salsa, cumbia y boleros; ahí ya
quedamos al horno con papas o a punto caramelo, como más les guste. Cuando
fuimos a casa, no nos acostamos enseguida en la habitación, nos fuimos a la
cabina del camión y mi hombre puso música de Papetti, luego prendió la
calefacción y nos dedicamos a hacernos el amor, para la guerra están los otros.
A veces me pregunto si mi corazón (ya sé que es un músculo, no soy tan bruta)
tendrá límites para amar, algo así como una alambrada de púas que en cierto
momento se aparece enfrente como diciendo: “Hasta acá llegás, si pretendés
seguir te corto en pedacitos”. Siento que mi amor por Raúl crece cada día más o
se profundiza, no sé, pero es maravilloso. Con él me siento mujer, amada,
protegida, mimada, es mi amante y mi compañero.
En mi caso, las cosas del matrimonio me salieron bien, por eso creo en él y a
las fiestas como las de anoche les doy un sentido especial. Sé que hay veces en
que casarse es una lotería y pueden aparecer lobos que tenían piel de cordero,
ya sean hombres o mujeres; en esos casos lo más sano es entender por qué se
tuvo esa historia y liberarse de la culpa que pretende sembrar el fracaso.
Todos somos aprendices de tejedores y como en cada cosa que se confecciona,
vamos de a un punto por vez, ¿o no?
El que me parece que se va a tener que casar apurado con su novia si sigue así
es Gonzalito; con Serena están muy enamorados pero ese no es el problema, lo
que me alarma es que cuando ella llega de Bahía Blanca, Gonzalito no duerme en
casa sino en lo de Ringo.
Ayer por la mañana fuimos con Loly a lo de Astrea Maier porque tiene un vivero
hermoso y se ofreció a colaborar donando flores para decorar el salón, incluso
nos ayudó a ponerle lazos de raso a los arreglos que hicimos para la iglesia.
Astrea le pidió permiso a cada planta antes de sacarle las flores y después le
agradeció; no sé, cuando regresaba con Loly me daba la sensación de haber
cometido un crimen ayudando a cortar tantas flores. Se me está dando vuelta la
cabeza, espero no pasarme de la raya y que sea para bien mío y de todos.
Astrea, siempre tan amable, nos convidó con jugo de manzana, zanahoria y
remolacha; primero me negué a tomarlo, pero después pensé en todos los que no
tienen comida ni agua y me vi como una soberbia estúpida y me lo mandé de un
saque para no sentirle el gusto. Lo extraño es que me gustó tanto que ahora lo
preparo en casa. Pienso que me gustaría ser amiga de Astrea y aprender un
montón de cosas que ella sabe y son chino básico para mí; pero soy consciente
que digo malas palabras, soy bastante bruta, cerrada a un mundo que parece ser
el que no veo; en fin, ¡ella es tan linda persona que desentono! Astrea es muy
feliz con Ummi, el perrito raro que encontré en el porche y que hace cosas que
me dejan desconcertada, parece que supiese ordenar todo donde va. La dueña le
pone delante diversos objetos y él los lleva al sitio donde se guardan
habitualmente.
Dice Astrea (bah, le comentó a Terry en el casamiento) que le están
desapareciendo animales y eso es raro; Tuya es un sitio encerrado por cerros
como un laberinto y se nota si viene alguien, y los de aquí seríamos incapaces
de tocar la propiedad ajena sin permiso.
Ahora que menciono a Terry, les cuento que me parece que me va a robar a la tía
Loly, nomás. Pasan mucho tiempo juntos y ambos han rejuvenecido un montón. Me
parece mentira cómo ha cambiado Loly desde que la traje a casa; en ese lugar en
que se había confinado, se estaba degradando y secando emocional y
creativamente.
Vinieron de visita los hijos de Gema Trum por una semana y trajeron regalos de
Brasil para todos. Andrés y Bertoldo han hecho carrera como enfermeros y tienen
maravillosas familias que supieron formar. Estuvieron conformes con que su
madre esté viéndose con Florio Guzmán; tenían la idea de llevársela pero ella
está muy enamorada y no quiere moverse de acá.
El que dio la nota fue el padre Américo, él no toma alcohol casi nunca pero le
encantan las tortas borrachas y la ensalada de frutas con sidra y le dio fuerte
a las dos cosas, así que estaba jodón y dicharachero y varias veces se zafó en
grande. ¡No pasa nada! Es un ser humano con una carga impresionante sobre los
hombros; imagino que es como pasar un montón de años estudiando para ser
profesor y un día descubrir no que las escuelas no existen, sino que lo que ya
no existe es la materia para la que se estudió.
Lucrecia Boris está preciosa, el amor le sienta bien; ella y Graciano (el
abogado) se aman de una forma hermosa. Los dos son muy humanos y siempre
colaboran y miman a las nenas de “La Milagrosa”.
Mi prima Rosita Aubrum viene seguido, parece que se dio cuenta que en las cosas
simples está la felicidad; incluso está aprendiendo mucho para mejorar como
persona. Me pidió disculpas por aquel día que me llevó de prepo y sin decirme
qué era, a aquel sex shop. Dijo que en un primer momento me vio como a una
mojigata anticuada, pero que más tarde sintió vergüenza y lloró a solas porque
se vio a sí misma como una soberbia pelotuda. La quiero, es mi prima y todo
estará más que bien; igual soy despistada y me olvido rápido de las cosas que
me duelen.
Frida Puelza, la mujer que atiende el hogar de abuelos, se está viendo con un
hombre que vive en otro pueblo, suele vestir de gaucho y maneja una cuatro por
cuatro. Loly, Astrea, Lucrecia y Terry no lo quieren porque dicen que anda en
negocios con ese tal Monsanto, que hace cosas genéticas con animales y
semillas; no sé, a mí me pareció de una estampa bárbara, muy sensual y
caballeroso. Puelza tiene 59 años y Tuilio (así se llama) 64.
Jesusa, la abuela de las nenas sin mamá, cocina que es una maravilla, cada vez
que voy a verla me convida torta casera. Con Idalia Sosa (la mamá de las otras
nenas) se llevan muy bien y son re-positivas. Idalia me estuvo contando muchas
cosas de la villa que me dejaron helada; una piensa que ahí dentro vive
solamente gente que está en la “pesada” (droga, etc.) pero no, parece que
también hay gente decente que no tiene otro lugar para ir. Por ejemplo, Idalia
es amiga de un matrimonio que tiene una hijita; el hombre es visitador de
ópticas, pero vive en la villa porque no puede pagar un alquiler ni hacerse de
otra casa; y a la que tiene allí, que es muy humilde, le hizo el baño de
hormigón para meterse en él con su familia cuando empiezan las balaceras que no
respetan la vida de nadie. ¡Cada vez quiero más a Tuya!
Bueno, hoy estamos todos un poco cansados por la festichola y los excesos de
anoche, así que me despido de ustedes con un abrazo virtual y cariñoso.
Fianza Menditelli
PD: ¿Se acuerdan de Rogelio Bequer, el veterinario? Parece que fue a pescar y
algo le sucedió que no quiere contar o no sabe o no puede, la cuestión es que
hay varios rumores, pero a falta de asidero no se los puedo transmitir; si es
como dicen, hay algo que tendré que ir aceptando de a poco, porque no solo está
lo que dice Terry sino lo que se rumorea de Rogelio, a pesar de que es un
escéptico y también aséptico hincha bolas. Ya les contaré cuando tenga
certezas.
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