Tu boca nace en cada nueva rosa
roja
derramando rubíes en el trapecio
de mi ser
henchido corazón que palpita este
quererte
hombre que en tus manos traes el
amanecer
Tú y yo renacemos floreciendo en
la poesía
cultivando el sentir en flores
transoceánicas
a veces son gaviotas volando
cielos grises
que a pluma y sangre van dejando
cicatrices
Cuando me escuchas sereno y tan
atento
te regalo en mi voz el vuelo de
los pájaros
también la estrella azul de la
mañana
y mi alegría que rutila en el
topacio
Cuando me hablas te escucho
enamorada
porque en tu voz hacen nido los
abrazos
y allí me muestras la luna con
dulzura
o me acunas con la sensualidad de
los sargazos
Mis poemas de amor llevan tu
nombre
tu raíz de vida, tu sentencia de
hombre
tu piel, tu voz y la llama de tus
ojos
porque mi pluma te nombra su
horizonte
María Inés
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