miércoles, 7 de septiembre de 2016

Letargo


La tarde se mece en el índigo del Mediterráneo
la brisa besa la arena tersa y blanquecina
una mano invisible, nostalgiosa y solar
barre la costanera y yo te pienso en el malecón
El cielo huye herido ante mis ojos secos
lloro por dentro, casi es un lamento
en que la hora crepuscular rueda desnuda
en la ternura que se viste de desolación
A lo lejos, blancos edificios me saludan
poblados de un enjambre de ventanas encendidas
repito varias veces tu nombre, muy bajito
para no despertar las letras que lo habitan
Te veo venir en el horizonte pálido del recuerdo
y la marea de cristal aumenta y llega con fuerza
me tiemblan las manos por alcanzarte, ansiosa
pero en la bruma fenece abrupta, tu figura hermosa
Se han ido los buques y los veleros a otros puertos
el mar bulle de olas hacia abajo, en secreto
¿por qué no vienes, si sabes que te espero?
¡vengo puntual y a tiempo para el beso!
Suena lejana la sirena de algún barco
el faro irradia su luz sobre peñascos
y resignada regreso a mi refugio
que me aguarda en los corales, bajo el agua
Cuando me duermo entre las caracolas blancas
me llega la canción que me cantabas
la han aprendido los delfines y las algas lacias
y en ella se repite que me amabas


María Inés

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